La contaminación del balasto tiene consecuencias negativas sobre su función. Con el aumento de contenido de materiales finos se reduce el ángulo de fricción interno de las rocas que lo componen. La consecuencia es una menor resistencia al cizallamiento y una menor capacidad portante. También empeora el drenaje de agua y la durabilidad de la posición de la vía
Entre las causas de la contaminación del lecho de balasto se encuentran las solicitaciones de la explotación normal, que provocan roturas en los puntos de contacto por el reordenamiento de las rocas y la consiguiente abrasión por fricción, que finalmente eleva la proporción de materiales finos en el balasto. El desgaste generado por la explotación no es achacable únicamente a los volúmenes de carga, sino también a las fuerzas dinámicas del tráfico de alta velocidad.
El lecho de balasto también se contamina por los materiales que ascienden desde la plataforma. A esto se añaden las partículas finas provenientes, p.ej., de la erosión por el viento o las caídas de carga. Incluso en los balastos recién colocados, la proporción de materiales finos puede llegar a ser de entre el 3 y el 5 %. Aunque el bateo también provoca el desgaste del balasto, este resulta irrelevante a lo largo de su vida útil, ya que el desgaste producido por la explotación suele superarlo con creces.